El CQC ha publicado recientemente un informe condenatorio sobre el Hospital Privado de Oaklands en Manchester. Dos altos directivos han perdido sus puestos de trabajo a raíz de un informe de la Comisión de Calidad de la Atención que calificó al hospital de «inadecuado» y afirma que los pacientes tenían «un riesgo sustancial de daño» durante la cirugía.
Increíblemente, la inspección reveló que era de rutina que los anestesistas salieran del quirófano durante las operaciones para ir al baño, comer e incluso mirar televisión.
El hospital trata tanto a pacientes del NHS como a pacientes privados para una variedad de tratamientos quirúrgicos que incluyen reemplazos de rodilla y cadera, cirugía estética, cardíaca y bariátrica. Durante estas operaciones, es vital que haya un anestesista presente para garantizar la seguridad del paciente mientras está «bajo el cuchillo». El anestesista obviamente está allí para que se proporcione el nivel correcto de medicación para que el paciente esté adecuadamente sedado, pero también en caso de complicaciones más graves y raras, como un paro cardíaco o respiratorio. Es preocupante que el informe descubrió que la mayoría del personal del quirófano no estaba capacitado para cuidar a los pacientes en caso de que sufrieran tal complicación.
En respuesta, el hospital ha asegurado a los pacientes que están comprometidos a rectificar todos los problemas encontrados en octubre del año pasado y que se han realizado importantes mejoras.
